Tras acudir a una reunión de las juventudes comunistas, he reflexionado y me he dado cuenta de que no comparto su falta de consecuencia con sus ideales, y, visto que mi esperanza en que existiese gente consecuente comunista activa con sus ideas era puro vapor, regeneralizo mis conceptos, me convierto en un misántropo y elimino de mi diccionario mental la palabra “odio” (cuando se refiera a comportamientos que no me gustan de la gente).
Espero no volver a decirla.
>> Actualización:
Como aclaración, pongo un enlace a la definición de misantropía de la Wikipedia (y no la de la RAE, que esa no me agrada), y comento el primer párrafo:
“La misantropía es una tendencia social y psicológica caracterizada por una antipatía general hacia la especie humana. No representa un desagrado por personas concretas, sino la animadversión de los rasgos compartidos por toda la humanidad. Un misántropo es, por tanto, una persona que muestra antipatía hacia el hombre como ser humano. Puede ser ligera o marcada, así como puede tener características muy diferentes que van desde lo inofensivo hasta la crítica social o en su defecto desde el sectarismo hasta la autodestrucción.”
Así que lo mío podría decirse que es una misantropía ligera e inofensiva (bueno, un poco de crítica sí, pero no mucho).